![]() |
||||
La luna y la iguana
Entre los lacandones contemporáneos se cuenta esta historia de la luna, la iguana y los eclipses. En tiempos remotos, una iguana trago a nuestra madre Ik Na, y nuestros ancestros se vieron hundidos en la oscuridad. Dicen que quienes disparaban sus flechas y ofrendaban con sus sahumadores pidieron que nuestra madre fuera liberada. Buscaron con cuidado pero ya no la encontraron; había desaparecido por completo. Muy preocupados, nuestros ancestros dijeron: -los jaguares quieren devorarnos ¡quieren comernos!, como dicen que sucederá cuando un eclipse es total. Desapareció, se hizo de noche. Ya no hubo sino estrellas en el cielo, faltaba nuestra madre. Verán, se la llevo la iguana celeste que estaba a las orillas del brazo de la laguna Miramar, allá donde había cañas. Nuestros ancestros salieron a buscarla, estaban preocupados. -¡ah! ¡Se la llevaron! Debemos buscar a nuestra madre. Tomaron sus flechas y fueron al brazo de la laguna a buscarla, para matar a la iguana. Eran muchos, pero ¿Cuál iguana la había tragado? ¿Esa? ¿Esa? Nuestra madre no aparecía por ningún lado. Como sabrán, la iguana que la había tragado debía tener la panza luminosa. Además las iguanas eran pequeñas y esta debía ser enorme. -esta no se la trago. -tampoco esta. Siguieron buscando. Nada. Y justamente descubrieron a quien se la había tragado. -esa. Era una iguana de veras grande he iluminada -esa fue la que se trago a nuestra madre -¿Qué hacemos? -no se ¿tu que piensas? -según yo, deberíamos tirarle -¿y si flechamos a nuestra madre? -hay que apuntarle al cuello.
|
|
|||
![]() |